Invitan a contemplar una imagen sonora
*Entre espaces/entre cuerpos de agua, bosque y lago se presenta en Casa del Lago
**Jueves 20:00 hrs, hasta el 28 de noviembre
A partir de una exploración de los ambientes sonoros del Lago de Chapultepec y del Río Saint Laurent, situado en Quebec, Canadá, la coreógrafa Rocío Becerril presenta en Casa del Lago Juan José Arreola el espectáculo Entre espaces/entre cuerpos de agua, bosque y lago.
En esta propuesta, que resulta de una investigación a largo plazo, la coreógrafa presenta un trabajo transdisciplinario: una pieza dancística que abreva de los sonidos de los emblemáticos espacios. A la vez, en el espectáculo también hay elementos plásticos y de video. Para Becerril, se trata de una imagen sonora.
La historia de este trabajo es singular. Desde hace más de 15 años, Becerril ha trabajado con la compositora de arte sonoro Magali Babin, originaria de Quebec; ha utilizado sus piezas como bandas sonoras de sus coreógrafias, pero este trabajo surgió de manera distinta. Recientemente Babin ha realizado una investigación sobre “ruidos de lo profundo”, una corriente de ruidismo que se ocupa de los depósitos de agua naturales y artificiales, así como de la intervención humana en las cavidades sonoras cuáticas.
“Llevar su investigación a la danza daba grandes posibilidades de trabajar los espacios. Su concepto principal es el espacio-receptáculo que alberga agua, justo como el Lago de Chapultepec. Ella se ha dedicado a registrar los ambientes sonoros acuáticos y con ellos ha construido una propuesta de arte sonoro. Yo tomo ese concepto y lo empiezo a trabajar con los bailarines”, explicó Becerril en entrevista.
El espacio-receptáculo (como ejemplo están las lagunas y cavernas) es la principal idea de la que parte, pero hay una segunda que la complementa: la noción de centro-espacio, es decir, sobre la intervención humana de estas cavidades sonoras acuáticas.
“Se parte de que el agua tiene una memoria en su materia y guarda los sonidos, los alberga, los transforma por su movimiento. Esos espacios no sólo albergan el movimiento de la naturaleza sino también la intervención humana. Entre esos dos espacios, el lago citadino y el río canadiense, se generan ambientes sonoros y un movimiento muy particular. Eso lo llevamos a la danza”, contó.
Para Becerril, se trata de la exploración de una ecología de sonidos. A partir de un entorno sonoro se realiza una propuesta dancística que involucra otros dispositivos en escena.
“Para nosotros, este lago es emblemático como seres citadinos, desde nuestra infancia: lo que se vende y muestra ahí, las tensiones humanas. Como hay historias bonitas, ha habido ahogados; vendimia, estrés, los animales que vienen a este entorno. Nos ha servido todo eso para crear movimiento corporal. Hacer una propuesta, una reflexión sobre los cuerpos en su propia memoria, en sus propios líquidos internos, el hombre tiene un gran porcentaje de agua y guardamos memoria. El espacio receptáculo más importante es el cuerpo”.
Otros ritmos
¿Cuál es la diferencia de trabajar con una composición musical en danza a hacerlo con “ruidos”? De acuerdo con Becerril, hay un movimiento que no tiene la métrica de una melodía, pero esa condición conmina al equipo a hacer una conexión corporal interna con un imaginario que crea otro tipo de ritmos.
“Los ambientes sonoros acuáticos nos abren a la composición de muchísimas imágenes, incluso más que una composición musical armónica. La danza contemporánea camina muy bien con la música concreta y otras expresiones”.
Impulsora de una práctica que entremezcla la danza con otras disciplinas y se vale de diversos soportes, propone en este espectáculo una ecología escenográfica en la que, por ejemplo, se reutilizan unas esferas plásticas de otra propuesta. Tales figuras aluden al entorno acuático íntimo, como los espacios de intimidad que tenemos: las habitaciones cerradas, la cama, el espacio del baño. Soledad en cercanía con el agua.
Sobre ellas se proyectan imágenes acuáticas relacionadas con la fragmentación del cuerpo y se da visibilidad de otros espacios pequeños. El video, a cargo de la propia coreógrafa, no propone una narrativa sino una serie de elementos que apelan a la percepción del cuerpo en el elemento del agua. Se explora cómo los cuerpos podrían ser masculinos o femeninos o la constante presencia del agua en los sueños: la poética del agua.
El trabajo, que se presenta en el Salón Rosario Castellanos, presenta asimismo un video que recupera imágenes acuáticas y humanas del Lago de Chapultepec. Una contemplación de recovecos, espacios, gestos y evocaciones de propios paseos por el sitio.
Además del video, se presenta en escena una escultura en madera realizada por Rodrigo Flores. La pieza de gran formato recupera el concepto de espacio-receptáculo. Asimismo, participan en escena junto con la propia Becerril los bailarines Omar Armella, Fernando Loyola, Circe Miranda y Galadriel Saavedra.
“Todos hemos oído el ambiente de ese lugar, pero ¿qué se oye adentro? Eso nadie lo sabe”, concluyó.
Con anterioridad, la coreógrafa se desempeñó en Casa del Lago, donde abrió espacio a las propuestas transdisciplinarias. El retorno a este espacio con una propuesta de esta naturaleza resulta profundamente significativo.
Entre espaces/entre cuerpos de agua, bosque y lago, con guión y dirección de Rocío Becerril, se presenta en Casa del Lago Juan José Arreola hasta el 28 de noviembre. Las funciones son los jueves a las 20:00 horas en la terraza del recinto. El acceso tiene un costo de $150 general y $100 para estudiantes, maestros y adultos mayores con credencial vigente. Venta de boletos: miércoles a partir de las 15:00 horas y hasta agotar localidades.